7 artículo publicado en la revista M Magazine Style & Wellness de Sept. 2017
Son varias las personas que me cuestionan constantemente acerca de si una dieta vegetariana o vegana es sinónimo absoluto de salud y peso ideal. Mi respuesta es: No. Una cosa no lleva necesariamente a la otra y te explico el por qué. Cuando tomé la decisión de hacerme vegetariana hace 13 años por una cuestión de conciencia con los animales y motivos personales, creí que mis problemas de salud estarían completamente resueltos. Siempre fui de complexión delgada, pero cuando hice la transición al vegetarianismo comencé a subir de peso. A pesar de haber incrementado mi ingesta de vegetales, frutas, leguminosas, ensaladas, frutos secos, etc., suplementarme con todo lo que me recomendaban, ejercitarme y someterme a rigurosas dietas, no lograba comprender por qué no perdía esos kilos que había ganado de más.
Pasaron algunos años antes de que en realidad aprendiera a comer de forma correcta, balanceada y saludable y estabilizara mi peso y salud. Ciertamente, debo aclarar que obtuve muchos beneficios iniciales al hacerme vegetariana; entre ellos una importante mejoría en la digestión, alivio de migraña crónica, hidratación profunda en piel y cabello, mayor claridad mental y mejora en los estados de ánimo pero, en contraparte, mis niveles de colesterol y triglicéridos habían aumentado. En ese tiempo no era tan común como hoy que las personas optáramos por este estilo de vida, así que estuve sometida al juicio y crítica constante de mi familia y amigos cercanos. La presión era mucha, ya que me aseguraban que enfermaría y terminaría en muy malas condiciones.
Afortunadamente no cedí ante ningún tipo de presión social y seguí convencida del cambio de hábitos por el que había optado. Debido a mi nuevo estilo de vida, comencé a relacionarme y convivir con personas con el mismo tipo de alimentación y observé que muchas de ellas no eran delgadas e incluso algunas comenzaban con problemas de obesidad. Eso llamó tremendamente mi atención y prendió alarmas en mí. Comencé entonces a investigar e indagar seriamente sobre el tema y me encontré con varios malos hábitos o errores muy comunes que solemos cometer algunas de las personas que decidimos practicar este tipo de dieta. A continuación, te comparto algunos de ellos:
- Alta ingesta de carbohidratos simples o “malos” (pan, pastas, pizzas, arroz, cereales no integrales, azúcar refinada, tortillas, etc.).
- Incremento en el consumo de frutas y jugos de frutas.
- Consumo de alimentos procesados y ultraprocesados que se ostentan como veganos o vegetarianos (galletas, frituras, lechadas y quesos vegetales comerciales, etc.).
- Uso indiscriminado de aderezos comerciales en ensaladas.
- Abuso de productos elaborados a base de soya y gluten (carne, jamón, chorizo, salsa, aceite, etc.).
- Aumento en las porciones de cada comida.
Así que, como te decía al inicio, una cosa no te lleva a otra. El hecho de dejar por completo la proteína animal por los motivos que puedas tener, no te lleva a mantenerte sano y en buen peso. Tan malo resulta bajar drásticamente el consumo de ciertos alimentos que pueden provocarte una anemia y hacerte perder mucho peso, como el exceso del consumo de otros que puedan llevarte al extremo contrario y en ambos casos estaríamos hablando de un problema importante de desnutrición.
Te invito a investigar, aprender y conocer a fondo sobre este maravilloso estilo de vida del cual cada día me siento más convencida y feliz de llevar. Aprendiendo a leer etiquetas de los productos (de eso te platicaré en otra ocasión), balanceando lo que comes, suplementándote de forma correcta, eliminando chatarra y practicando algún tipo de ejercicio o deporte, muy probablemente no querrás cambiar de parecer sobre tu decisión de ser vegano o vegetariano y tu salud se verá enteramente reflejada en cuerpo, mente y espíritu.
