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Foto del escritorClaudia Cortés

Nutrición por movimiento

Moverse para nutrirse

La mayoría de las personas sabemos que practicar algún tipo de ejercicio nos hace bien y que cuando nos movemos, se nos nota. Algunas de las razones más comunes por las que lo realizamos es para perder peso, incrementar nuestra energía, mejorar nuestra salud y bienestar mental, ganar masa muscular, optimizar nuestro desempeño, lucir un cuerpo esbelto, etc.

Pero hay algo mucho más allá de lo que pasa con nuestro cuerpo a nivel celular cuando nos ejercitamos. No sólo somos un cuerpo, sino millones de células actuando en conjunto. Igual que nosotros, nuestras células nacen, crecen se reproducen y mueren, por lo que también se alimentan, respiran y crean desechos. Los tres principales nutrientes que requiere nuestro cuerpo y nuestras células son oxígeno, agua y alimentos con alto contenido de vitaminas, minerales y proteínas de buena calidad. Es por ello que cuando nosotros nos alimentamos e hidratamos adecuadamente, estamos nutriendo a nuestras células.



El aparato circulatorio, compuesto principalmente por el corazón, venas, arterias y capilares, es el encargado de enviar oxígeno y nutrientes al cuerpo y remover los desechos o toxinas. Es por ello que el desplazamiento de la sangre a los capilares depende del movimiento de nuestro sistema muscular; por lo tanto, si no nos movemos, no alimentamos a nuestras células y por consecuencia se atrofian y mueren.



Cuando realizamos cualquier movimiento que implique un esfuerzo físico, una serie de mecanismos moleculares a nivel celular desencadenan una cascada de actividades que impactan el funcionamiento de nuestro organismo. Todo esfuerzo tiene un efecto positivo. Una célula transforma un estímulo mecánico (compresión, tensión, torsión) en una señal bioquímica que puede servir para liberar hormonas, respirar, desechar toxinas, modificar su estructura, etc. Por eso es necesario que la célula cuente con este tipo de estímulo.

El movimiento es vida y envejecemos cuando dejamos de movernos. El ejercicio también estimula el crecimiento del cerebro evitando que se encoja con la edad, además de mejorar nuestras capacidades cognitivas y regenerarse; en cambio la falta del mismo puede provocar enfermedades como osteoporosis, arteriosclerosis, inmunodeficiencias, cardiopatías, incluso cáncer, entre otras.



Comer saludablemente, vivir en un lugar a nivel del mar y respirar aire puro, no es suficiente si no ponemos el cuerpo en movimiento. Los estímulos a nivel óseo, por ejemplo, son imprescindibles para que la forma de los huesos pueda cambiarse. Si la carga de un hueso en particular de una persona sana aumenta, el hueso cambia su estructura para llegar a ser más fuerte y resistir esa carga. Lo mismo sucede con la masa muscular, la cual sin estimulo, se deteriora y se pierde.



Es importante tomar en cuenta que, si practicamos algún tipo de ejercicio, durante la mañana o por la noche, pero pasamos el resto del día sentados detrás de un escritorio, el flujo sanguíneo se reduce y los mecanismos que necesitamos para crear estímulos para nuestras células se detiene; por lo que se requiere de un movimiento integral durante el día. Por cada hora que pasemos sentados o acostados, debemos realizar 5 o 10 minutos de movimiento integral que nos sirva para seguir estimulando nuestro cuerpo. El movimiento integral es aquel en el que utilizamos todo nuestro cuerpo. Intenta subir escaleras, estirarte, agacharte o saltar, antes de volver a sentarte o recostarte.



La rutina en algún tipo de ejercicio como levantamiento de pesas, correr, etc. únicamente tiene efectos en las áreas de influencia, dejando zonas sin beneficiar. Un mismo patrón al igual que el aislamiento de músculos te genera un problema, por lo que alternar la rutina de ejercicio es imprescindible.



El mejor ejercicio es aquel que te guste y que puedas realizarlo al menos tres veces a la semana. Encuentra algo que te motive, te divierta y disfrutes Hoy contamos con muchas alternativas para activar y acondicionar tu cuerpo de manera integral, tales como zumba, yoga, tai chi, danza, gimnasia, artes marciales, barre, jazz, surfing, natación, etc. Así que si ya practicas algún tipo de ejercicio, recuerda alternarlo y combinarlo para que muevas toda la musculatura y huesos.



Si nunca te has ejercitado o has dejado de hacerlo, te invito a comenzar con este nuevo hábito que te permitirá tener más fuerza, salud y mejorar tu calidad de vida. El estado físico que tienes actualmente es el resultado de las decisiones que has tomado a lo largo de tu vida. Pero también lo que hagas hoy, se verá reflejado en algunos años. Encuentra lo que más se adapte a tu edad, necesidades y capacidades. ¡Nunca es tarde! Y recuerda: no es por imagen, es por salud, así que ¡a moverse!


Nutrición por movimiento M magazine
Artículo en M Magazine


Claudia P. Cortés

Coach en Cambio de Hábitos y Psicología de la Nutrición

Terapeuta Holístico

IG.@habitoscoach Fb. Hábitos en Armonía.

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